Tras un largo tiempo de ausencia, estoy de vuelta y para este regreso lo hago con una nueva una recomendación cinéfila, una sección a la que me gusta regresar de vez en cuando porque me permite hablar sobre películas que pasan desapercibidas, olvidadas por el paso del tiempo, castigadas por la crítica o simplemente, ya a un nivel personal, porque me gustan y merecen más reconocimiento. Esta vez le toca el turno a Utu (1983) considerada, con el visto de bueno de Tarantino, la mejor película neozelandesa de su historia.
Nueva Zelanda, 1870 un grupo de soldados británicos masacran un poblado de pacíficos granjeros maoríes. El nativo Te Wheke es el guía de un batallón inglés que se cruza con el escenario de la matanza. Esta situación le hará reaccionar de forma violenta frente a los británicos e iniciar su propia venganza contra el coronel al mando de esas carnicerías. Así comienza Utu, directa y sin adornos.
Utu conserva algunos de los códigos más habituales del western: venganza, violencia salvaje e implacable, naturaleza inhóspita, conflictos con los nativos,… pero la ambigüedad de todos los personajes junto a algunos aspectos de la narración y del guión, hace que esa etiqueta se quede corta. Por ejemplo, Te Wheke apela a su espíritu de guerrero maorí para consumar la venganza con una determinación que afecta a todos los personajes de la historia ocasionando una espiral de violencia y locura a su paso.
Geoff Murphy, el director, sitúa el grueso de la acción en escenarios naturales como valles, colinas, prados, bosques, rocas, poblados… Fotografiada de una forma muy naturalista lo que añade crudeza y que recuerda, por momentos, a Aguirre: la cólera de Dios (1972) de Herzog. Además, Utu es un filme deudor de su época, no en vano fue estrenada en los 80, y de ahí la violencia que puebla la historia, excesos durante las escenas de acción o cambios bruscos en el tono de la historia. Al contrario de lo que se pueda pensar, ni mucho menos afecta al conjunto, sino que lo enriquece.
Si la venganza contra los imperialistas, los paisajes neozelandeses, una realización cinematográfica impecable y contundente no son motivos suficientes para que veáis Utu, entonces quedaos con vuestros tibios superhéroes porque yo ya no quiero saber nada de este mundo.