Animus Criticandi: Dunkirk (2017)

 

Cada nueva película de Chistopher Nolan se convierte en un evento global. Mientras otros directores o guionistas luchan por encontrar financiación para sus historias, Nolan se basta él solo para producir sus películas y, si le apetece, emplear un método de grabación tan exclusivo y específico como el IMAX.

Muy pocos directores, en un ámbito comercial, han alcanzaron tal repercusión en tiempos recientes, quizás Spielberg o Tarantino, son capaces de convertirse en el foco de atención de sus películas, al igual que Nolan.

Tras el viaje Interestelar (aquí la crítica), Nolan regresa a la Tierra para ambientar en la Segunda Guerra Mundial un thriller bélico durante la semana que las tropas británicas quedaron atrapadas en la playa de Dunquerke a merced de los bombardeos de la aviación alemana y sin posibilidad de retorno. La narración para este hecho histórico que propone Nolan se construye en tres capítulos identificados al comienzo del filme: la infantería atrapada en la playa de Dunquerke, los civiles que acuden al rescate por mar y la lucha de la RAF en el aire contra los bombarderos nazis.

La acción se desarrolla a lo largo de los tres capítulos mediante una estructura fragmentada. Cada uno tiene su propio desarrollo temporal lo que le permite a Nolan jugar con una de su señas de identidad predilectas, saltos temporales a través del montaje paralelo. Pero hay una diferencia relevante que diferencia a Dunkirk de sus obras anteriores y es la falta de explicaciones desaparecen casi por completo los diálogos expositivos de las reglas del juego narrativas  porque la construcción de la historia y el carácter de la misma lo impiden, deja que fluya la narración; apenas importa el pasado de los personajes, solamente preocupa sobrevivir y regresar a Inglaterra.

El guión, escrito por el propio Nolan, es uno de los más sólidos de su filmografía en mucho tiempo. Poco se podría discutir sobre si existen decisiones erróneas, controvertidas o evidentes agujeros de guión, porque funciona como una maquinaria perfecta dentro de la propuesta que realiza.  Desprovista de intenciones grandilocuentes o transcendentales, Dunkirk sitúa al espectador frente a la supervivencia de la infantería en la playa, las batallas aéreas con los Spitfires dando caza a los aviones nazis y junto los civiles que cruzaron el canal para rescatar a los soldados.

Todos estos elementos se conjugan en pantalla con una puesta en escena irreprochable, que demuestra la predilección que tiene Nolan por filmar toda la acción posible en cámara, sin añadidos digitales. Vemos como las explosiones, el hundimiento de los barcos, los soldados escapando en el mar, la lucha aérea, etc. todo ello parte de escenarios y elementos reales. Además, sumado a la dificultad técnica y logística intrínseca de esta decisión, el grueso de Dunkirk se captó con cámaras IMAX, tremendamente voluminosas y que dificultan los movimientos de cámara. El trabajo ejecutado por Hoyte Van Hoytema, el director de fotografía y las composiciones de imagen ideadas por Nolan, omiten cualquier atisbo de pesadez en el aspecto visual. Una lástima no tener la oportunidad de disfrutarla en IMAX para contemplar en todo su esplendor las enormes panorámicas generales de los soldados en la playa o de los combates aéreos.

Tras todo esto, cuando termina la película, uno no puede negar que ha disfrutado de la acción y de la propuesta bélica fragmentada de Nolan, es una buena película pero más allá de ello me deja algo frío. Me explico. Si comparamos Dunkirk con Interestelar, a pesar de su comienzo, siendo sinceros, infumable y decisiones cuestionables hacia el epílogo del filme, a nivel personal me entusiasmó más que Dunkirk. Reconozco que esta decisión viene motivada por la elección del tema para a película, un suceso histórico de la manida Segunda Guerra Mundial cuyo final, además, es bien conocido, no permite tanto margen de giros y sorpresas que sí se podría dar en un episodio desconocido o en una historia original.

Viajes interestelares sobre teorías astrofísicas frente a reconstrucciones de episodios célebres en la Segunda Guerra Mundial, francamente yo me decanto por lo primero.

Dicho esto, Dunkirk parece que se va a convertir en la película que encumbre a Nolan, todavía más, aunque en esta ocasión con una unanimidad crítica y de público que no había visto en sus obras anteriores.

 

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