Recomendación cinéfila: Canciones del segundo piso

Hay grandes películas, buenas, malas y pésimas o lamentables, pero Canciones del segundo piso (2000) es otra historia. Algo diferente, tras el primer minuto uno se da cuenta de que está ante algo especial, una nueva manera de narrar cine.

El sueco Roy Andersson (1943) es el veterano director de esta obra singular y, además, reciente ganador del Festival de Venecia por Una paloma sentada en una rama preguntándose por la existencia (2014), que cierra su trilogía, comenzada por Canciones… y seguida por La comedia de la vida (2007), todas engloban su particula lenguaje fílmico.

La filmografía de Roy Andersson no se puede calificar de prolífica, a pesar de tener 71 años solamente cuenta con 5 largometrajes. Tras alcanzar reconocimiento mundial -bautizado como el nuevo Ingmar Bergman– con su ópera prima, Una historia sueca de amor (1970), pasarían 5 años hasta el estreno de su segundo largo, Giliap (1975), un rotundo fracaso de taquilla por lo que Andersson no volvería a dirigir una película -se convirtió en un prestigioso realizador de spots- hasta el 2000, año del filme que nos ocupa y que convirtió a Roy Andersson en uno de los cineastas más creativos del panorama actual.

Podría incluir una sinopsis pero Canciones… prescinde de toda narrativa cinematográfica tradicional, no hay protagonistas ni antagonistas, ni giros de guión o resolución de la trama. Tampoco existe la edición habitual de plano-contraplano, sino que la cámara se sitúa frente a la escena en un plano general estático, y hace que los personajes entren y salgan del cuadro. Cuadros con decorados construidos, la mayoría, desde cero, falseando la profundidad de campo gracias al «trampe l´oeil», un recurso propio de Meliès y de los albores del cine. Cada escena, o mejor dicho, decorado, funciona al mismo nivel que si observásemos viñetas entretejidas unas con otras, lo que significa que el espectador no sabe hacia dónde será guiado a continuación.

songs03

Los diálogos son una mezcla de trivialidades sin sentido propias de la vida cotidiana con escuetas afirmaciones existencialistas. Gracias a estos se observan las preocupaciones filosóficas de Andersson y que son comunes al resto de sus trabajos fílmicos: el estado de la humanidad, la indeferencia, la capacidad del hombre para el conflicto, la crueldad y el genocidio o la fragilidad humana.

Y los actores, otro sello del director sueco, emplea casi de manera exclusiva a intérpretes amateurs. Se debe a la consideración que tiene de los actores profesionales, cree que están demasiado pulidos o son excesivamente conscientes de sus gestos y de las frases. Además, apenas hay diferencias entre personajes, todos visten de manera similar y llevan el rostro pintado de blanco, aspectos que se relacionan con los intereses de Andersson: señalar que sus personajes se encuentran al mismo nivel, unidos como humanidad. Hay que sumarle una meticulosa y perfecta puesta en escena, diálogos torpes e interpretaciones hiératicas logrando un efecto de extraña espontaneidad.

bscap0016af2

Con todos estos elementos juntos, Canciones…, también se convierte en una grandiosa comedia, por eso lo único que puedo hacer desde aquí es impulsaros a ver y disfrutar esta película.

 

Y para terminar os dejo con un cortometraje del propio Andersson, World of Glory (1991), -considerado como uno de los mejores de la historia- que podría dar lugar a un profundo análisis sobre el papel moral del cineasta. (Activad subtítulos).

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s