Antes de comenzar he de cofesar que me encantan los videojuegos, tanto como el cine, ésto me ha hace formular la siguiente cuestión: ¿por qué no hay películas basadas en videojuegos que sean rotundamente buenas y no pasables o denigrantes? Desde este punto de partida creo tener varios argumentos que podrían arrojar luz para responder esta pregunta.
Pero sería adecuado mostrar su pasado, el presente y lo que nos depararán los años venideros.
Cuando se habla de la industria de los videojuegos tenemos que ser conscientes de dos aspectos fundamentales que afectarán a las futuras adaptaciones cinematográficas: primero, su relativa juventud. Hace apenas 40 años desde el lanzamiento del primer videojuego, menos de 30 de la llegada del ocio digital a los hogares y recientemente esta industria parece haber encontrado la vía para consolidarse. Todavía hay un segundo aspecto clave, el cine ha sido la principal fuente de insipiración y de referencias a la hora de crear videojuegos. Son muchos los ejemplos, pero la portada de Contra (1987) es ya un clásico. Ahí donde terminaba el cine, un videojuego era, y sigue siendo, capaz de hacer protagonista al espectador logrando que dos célebres héroes de acción pasen a ser controlados por el jugador. La interactividad de los videojuegos es un aspecto con el que no puede luchar el cine, pero eso no implica que una adaptación no sea de calidad.
No es necesario señalar a qué héroes de acción hacen referencia
Quiero aclarar el porqué me voy a centrar en el cine adaptado en Hollywood y no en otros lugares como por ejemplo Japón, país donde las adaptaciones han comenzado mucho antes como un apoyo publicitario y siempre apostando por la animación. Espero que quede claro para luego no se comente por ahí que soy un yankee imperialista, NO, todo lo contrario pero me decanto por ellos porque son los que introducen con más fuerza sus dólares en esta industria.
Para la primera adaptación tendremos que esperar hasta la entrada de los 90, pero es a comienzos de los 80 donde Disney se interesó por ese mundo de las computadoras, las máquinas recreativas, la programación y los videojuegos. Querían introducir sus largos brazos en el creciente mundo informático, para ello gastaron una buena suma de dinero con el objetivo de disponer de los efectos visuales más avanzados y emplear por primera vez gráficos generados por ordenador. Para contarnos la peripecia de un hacker abducido hacia el interior de un ordenador y forzado a luchar en diferentes juegos, pero sólo con la ayuda de un heroico programa informático lograrán escapar. La película se llamó Tron, lo más arriesgado que realizó Disney desde los Siete enanitos, aunque esta vez resultó un fracaso en taquilla y solamente el tiempo la colocó como una cinta pionera en introducirse en el mundo de la informática.
Entre 1983 y 1984, inmediatamente después, se estrenaron dos películas que sacaban partido al tema de la informática y los videojuegos. La primera fue WarGames que obtuvo un éxito instantáneo y la otra, The last Starfighter, que pasó sin pena ni gloria.
Tras todas esas películas con los videojuegos como temática y telón de fondo, pegamos un salto de diez años y viajamos a 1993. Estamos dentro de los despachos de algún productor que toma la decisión, ante la pobre calidad de los guiones que recibe y las pocas ganas de arriesgarse a producir historias novedosas, opta por introducirse -como ya se hizo con los cómics- en ese ocio digital que tiene a los jóvenes enganchados en sus casas y abarrota los salones recreativos, que seguramente tendrán historia frescas e impactantes. Bien, el productor habla con su mano derecha y le pregunta cuál es el videojuego más jugado, éste ayudante seguro que es un «viciao» le responde: Supermario, un juego japonés de la compañía Nintendo, además es el más vendido. Nuestro necesitado productor no lo duda, levanta el teléfono y pide a un guionista mientras trata de hacerse con los derechos de ese videojuego japonés tan exitoso. Es probable que así haya sido la preporducción de la película Super Mario Bros (1993), la primera película que Hollywood adaptó de un videojuego. Sus responsables pensaban que tenían todo para triunfar: un videojuego famosísimo, una adaptación con una atmósfera realista, a Bob Hoskins como Mario y Dennis Hopper interpretando al villano. Su resultado es conocido por todos, una cinta pésima, sin pies ni cabeza y peligrosamente pretenciosa al darle un aire «realista» siguiendo la estela de Blade Runner (error) saltándose a la torera todo el espíritu del juego original.
El casting, sin duda alguna lo mejor de la película, difícil encontrar a alguien con ese aspecto
Y con ese adaptación tan poco prometedora, los inicios son siempre difíciles, entramos de lleno en la fiebre por llevar videojuegos de lucha que tanto éxito estaban adquiriendo.
El cine de «peleas» y los videojuegos de lucha parecían destinados a encontrarse, y vaya si lo hicieron, en 1994 asistimos a dos adaptaciones de similar calidad pero de diferente impacto popular. La primera, Double Dragon, adaptaba un éxito de las recreativas de 1987, un juego donde se mezclaban las plataformas, los jefes finales y un buen apartado gráfico; pero en el cine es otra cosa: la historia sin novedades, dos jóvenes hermanos expertos en artes marciales poseen la mitad de un medallón de enorme poder, el villano pretende hacerse con los dos pedazos y así obtener el poder absoluto. Tal y cómo llegó a las carteleras, así se fue. Con el tráiler que os dejo aquí ya os haréis una idea.
Iniciado el camino para llevar al cine los videojuegos de lucha, en 1994 llegó el momento para Hollywood de adaptar otro de los juegos más populares de la historia y el paradigma de los videojugos de «peleas», Street Fighter. Nos encontramos con un caso similar a la adaptación de Super Mario Bros.
Los productores conocían la repercusión global del videojuego por ello recurrieron al guionista de la Jungla de Cristal (1992) para la realización y el guión; decidieron apostar por la nueva figura de acción que estaba desplazando a Stallone y Schwarzenegger, el belga Jean-Claude Van Damme, lo acompañaría Raul Juliá como el dictador Bison. Estoy seguro que muchos fans del videojuego creían en esta adaptación. Error, aunque funcionó en taquilla, desde el punto de vista crítico recibió «palos» por parte de la prensa y sobre todo de los fans. Actualmente es integrante de las listas de peores películas.
¿Por qué falló esta adaptación relativamente prometedora y por encima de todo inspirada en un juego tan popular? Es fácil decirlo, si en Super Mario intentaron darle un aire realista adaptando la historia de manera libre, aquí tres cuartos de lo mismo. Para empezar el protagonista es Guile (Van Damme) el soldado americano que debe liberar al pueblo del yugo del enfermo Bison, no, el villano no lo estaba, pero su actor Raul Juliá (el único que puede recibir el apelativo de actor en esta cinta) sí se encontraba enfermo. Esto es un error menor, se puede modificar por completo el argumento de algo y que continúe funcionando, pero si realizas una historia caótica junto a los absurdos cambios de importancia en los personajes secundarios, el pésimo casting (véase primera imagen), las pupérrimas escenas de lucha y los cutre-efectos especiales. Nada se salva.
Una lástima que Raúl Juliá se despidiese así del cine
Después de recaudar más de 100 millones de dólares en taquilla, habiendo costado 30, estoy seguro que por la cabeza de algún productor pasó la idea de una secuela, gracias a Alá que se la guardó para él. Aunque eso no impidió que en el 2009 volviesen a la carga con Street Fighter: La leyenda de Chun-Li pero ya llegaremos a ello, poco a poco que tenemos tiempo.
Como digo los juegos de lucha estaban en pleno apogeo, Street Fighter, Fatal Fury, etc. Pero otro juego no japonés estaba logrando repercusión por su novedosa combinación de imágenes reales de los luchadores, animados por stop-motion y altas dosis de violencia, Mortal Kombat. A los productores no les tembló la mano para estropearlo adaptarlo a la gran pantalla.
El argumento mantiene la esencia de la historia original, salvo por algunos cambios como al hacer más protagonista a Liu Kang; el resto continuaba invariable respecto al juego original. Motivado por los propios guionistas: Ed Boon y John Tobías, los creadores del videojuego. A diferencia de Street Fighter, Mortal Kombat era mucho más discreta a nivel de reparto, únicamente destacaba Christopher Lambert como Raiden.
¿Qué surgió de todo esto? Una película pésima aunque si me apuran menos mala, dentro de lo horrible, que es Street Fighter. De ahí que apostasen por una secuela, aunque no lo parezca fue número uno en la taquilla americana.
La secuela se estrenó dos años después bajo el nombre de Mortal Kombat Aniquilación, esta vez sí resultó un fracaso en taquilla; en España fue directa a vídeo. No merece más comentario.
La segunda parte es todavía más inferior que la primera
A la luz de Mortal Kombat, aprovecho para introducir una reflexión. La película contó con los creadores para que llevasen a cabo el guión, es decir, los padres de la criatura original podrían elaborar una historia fiel a su producto en argumento y calidad. Obviamente la calidad brillaba por su ausencia, por eso me pregunto: ¿Todos los videojuegos pueden ser adaptados al cine manteniendo su valor original? En el caso del Mortal Kombat todo apunta a que es muy difícil que se produzca cine de calidad inspirado en su universo. Supongo que siempre habrá excepciones, si en lugar de tener en la realización a Paul W.S. Anderson, estuviese, no sé, David Fincher, junto a unos guionistas cinematográficos competentes seguro seguro que la obra resultante sería muy diferente; el problema es determinar si con más calidad o menos pero la película tendría su sello característico.
Qué uso del cartón piedra tan maravilloso
Antes de terminar el milenio tendríamos tiempo para ver la adaptación de un conocido videojuego de PC cuando éstos «se movían» en MS-DOS: Wing Commander. La película dispuso de un presupuesto similar a Street Fighter y Mortal Kombat pero con una repercusión mucho menor, yo no recuerdo haber visto esta cinta y tampoco sus vídeos o carteles promocionales. En taquilla solo logró recaudar la quinta parte de su inversión. Un fracaso.
Entramos en el nuevo milenio y dejamos atrás todas esas producciones que desde esta nueva era son facilmente enmarcables en la serie B. Ahora comienzan grandes inversiones con el objetivo de crear sagas cinematográficas. Pero todo esto os lo contaré en la segunda parte.